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Rosa Segovia: el poncho para’i 60 Listas y la vida en un telar

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El Poncho Para’í de 60 listas es noticia hoy porque está camino a ser declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que permitirá la salvaguarda de esta técnica ancestral de confección del poncho. La maestra artesana Rosa Segovia mantiene viva la técnica en la ciudad de Piribebuy.

Doña Rosa Segovia, tejedora del Poncho Para’i de 60 listas, nos explicó que la prenda se confecciona hilo por hilo, en un telar ancestral que requiere concentración y habilidades gruesas y finas las manos que cruzan los hilos hasta llegar a ensamblar 60 listas, mientras con sus pies, con una suerte de pedal mueve el telar para ir tejiendo color por color en su taller de la ciudad de Piribebuy.

EN MEMORIA DE LOS SOLDADOS, EL PONCHO TIENE 60 LISTAS O RAYAS DE CADA COLOR UTILIZADO

La llamativa denominación del Poncho Para’i 60 listas es en memoria de 60 soldados que durante la Guerra de la Triple Alianza fueron fusilados y enterrados en una fosa común en Piribebuy con ponchos, blanco y negro. En el lugar del fusilamiento hoy tienen un oratorio que se levantó en honor a los soldados de la heroica ciudad cordillerana. «En memoria de los soldados el Poncho tiene 60 listas o rayas de cada color utilizado y que se van combinando. Por ejemplo, en el caso del color blanco y negro solo se cuenta la raya o lista blanca», explica doña Rosa.

Para confeccionar un Poncho Para’i 60 lista se necesitan 16 conos de hilo de 5 mil yardas, trabajando 3 a 4 mujeres se termina el poncho en tres o cuatro días, con 12 horas de trabajo diario.

Su historia personal 

Doña Rosa es una de las artesanas de Piribebuy que hace el Poncho Para’i de 60 listas, con una técnica ancestral que aprendió de trabajo de su mamá, de su abuela.  «Yo sabía que algún día se iba a reconocer el valor de este trabajo que vi hacer a mi abuela, a mi mamá, a mis tías, y hoy lo estoy haciendo yo. Como artesana he pasado por todo para vender y hacer conocer mi trabajo, desde dormir en una feria durante 15 dias debajo de la mesa, en pleno enero con eses calor, hasta estudiar en la universidad para tener un título de licenciada para poder enseñar en las escuelas y colegios cómo hacer el poncho».

Papá con Alzheimer

Si hay una persona que creyó en mí, y siempre me apoyó para hacer este trabajo desde pequeña es mi papá, aunque mi mamá no quería que toque sus hilos porque es un trabajo muy delicado que ahora entiendo, papá le decía a mamá enseñale para que sea tu ayudante y así, pero hoy en este momento tan glorioso para nuestro poncho Para’i 60 lista, mi papá a penas me reconoce, tiene Alzheimer y se me rompe el alma cada vez que lo abrazó y me pregunta maapa nde».

El reconocimiento de la Unesco, que se conocerá en Botsuana, África, el 5 de diciembre próximo nos permitirá como país crear escuelas de salva guarda de esta técnica ancestral de confección del Poncho y que las artesanas enseñen y se promocionen su trabajo.

Reportaje en primera persona en Paraguay TV con María Cristina Sanabria.

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