Paraguay sí aprovechó su momento económio y acumuló riquezas en plena crisis global

Cuando organismos multilaterales pronosti­can negros nubarrones sobre los cielos de las economías emergentes y reclaman a éstos no haber sabido aprovechar el auge de los precios de las ma­terias primas, es evidente que Paraguay no está in­cluido en sus estadísticas.

5 DIAS

Para el mercado local, crisis es sinónimo del periodo comprendido en­tre los años 1995 / 2002, cuando un carnaval en el sistema financiero acabó con la quiebra de la ma­yoría de las instituciones reguladas del sistema financiero, arrastrando consigo las reservas in­ternacionales en un mer­cado cuya renta dependía, casi de manera exclusiva, de la venta de los exce­dentes de energía eléctri­ca.

Sin embargo, y contrario al discurso del FMI, cuyo argumento sostiene que los países emergentes no han sabido acumular riqueza para épocas me­nos auspiciosas, como la actual, Paraguay no solo ha registrado la mayor acumulación de reservas internacionales en plena crisis económica global, sino que todavía conserva su situación de acreedor neto (relación entre deu­da neta y reservas) aun habiendo duplicado los montos de su deuda neta.

En ese periodo, la pro­ducción de bienes y servi­cios registró un verdadero boom, no solo en el sector primario, donde el com­plejo granelero se con­virtió en motor de la eco­nomía, acompañado de la producción de carne para exportación y el desarro­llo exponencial del sector de los servicios, mate­rializado en la expansión de las telecomunicacio­nes y la sorprendente recuperación del sistema financiero tras un giro radical en las políticas de supervisión y una políti­ca monetaria centrada en el control de la inflación mediante la adopción de metas anuales de infla­ción y la libre fluctuación del tipo de cambio; sin olvidar que se ha sabido sacar partido de la delica­da situación de potencias regionales como Brasil y Argentina, convirtiéndo­se en imán de capitales de inversión procedentes de estos mercados: fábricas brasileñas instaladas en Paraguay y fuerte inver­sión inmobiliaria de de­sarrolladoras argentinas.

ANTES Y DESPUÉS

Pero todo esto no ocurrió por generación espontá­nea. En 2003, cuando Ni­canor Duarte Frutos asu­me la presidencia de una nación económicamente en la lona, aplicó una serie de reformas estructurales que han significado un antes y un después en la historia económica democrática.

La reforma tribu­taria, que disminuyó del 30 al 10% los impuestos a la renta y al valor agrega­do, supieron incentivar al contribuyente que, nue­vamente aportaba. Pero, quizás lo más importante en materia de adopción de medidas, fue la decisión de nombrar a técnicos con probada capacidad para cargos estratégicos, como Hacienda y Banco Central otorgándoles, además, autonomía en la toma de decisiones

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LUGO

Así de tangibles fueron los resultados, que Fer­nando Lugo, ideológica­mente opuesto a Duarte Frutos, decide no intro­ducir cambio alguno a la línea impuesta por éste, como tampoco lo hizo Fe­derico Franco, bajo cuyo efímero mandato, Para­guay incluso incursiona -por primera vez- en mercados internaciona­les y apuesta fuerte a las obras públicas, buscando alternativas a un sector primario dependiente en demasía de las condicio­nes climáticas.

En 2011, Fernando Lugo negocia con Lula da Silva, entonces presidente del Brasil y de similar ideolo­gía política, la triplicación de las compensaciones monetarias por la cesión de la energía excedente de Itaipú.

El producto interno bru­to, cuyas variaciones en­tre los años 1999/2002 re­gistró contracción, desde el 2003 presenta un pro­medio de crecimiento del 5%. Así mismo, las reex­portaciones, que en 1995 significaban el 56% de las exportaciones totales, hoy se redujeron al 25%, mues­tra de que la producción de bienes se ha multiplicado. En 2014 Paraguay creció sobre el promedio regio­nal y se pronostica similar situación para este año, proyectándose como el de mayor expansión eco­nómica de la región, de acuerdo a fuentes oficiales locales y multilaterales.