No hay pistas sobre paradero de político

Desde el lunes 15 de diciembre pasado el arquitecto Bernardo Aranda, actual presidente de la seccional colorada de la ciudad de Katueté, Canindeyú, está con paradero desconocido. Su concubina, Sirley Schneider, denunció su desaparición en la comisaría de la ciudad y hasta ahora los investigadores no tienen muchos datos del caso.
Su hermano, Antonio Aranda, explicó que el último día en que Bernardo fue visto, el mismo mantuvo su rutina habitual. “Se fue a trabajar, tiene su oficina propia que queda a pocas cuadras de su casa en Katueté (…) Le dijo a su señora que tenía un viaje a una ciudad cercana, inclusive le invitó a su señora que le acompañe, pero ella le dijo que no iba a poder. Ambos trabajan juntos”, comentó Antonio.
“Al mediodía no regresó a almorzar, no le llamó tanto la atención a su señora porque pensó que viajó y no tomó en cuenta, pero a la noche se preocupó porque no llegaba. Fue a su oficina, encontró su vehículo, encontró su celular y su notebook también estaba en su oficina”, relató, al tiempo de señalar que estos son los últimos datos que se tienen del caso.
Según versiones que maneja Investigación de Delitos, un vendedor ambulante vio a Bernardo caminando en la calle ese día y lo saludó, mencionó Antonio.

“Relativamente como político no tenía un enemigo, no era nada llamativo en eso, más allá de lo que puede implicar tener ese cargo en esa comunidad. Había posibilidades de que él sea candidato a intendente por la lista de su partido”, comentó.
En ese sentido, indicó que una de las líneas de investigación apunta a las deudas económicas que su hermano tiene. “Nos llama la atención de que pudo salir adelante con peores complicaciones, no creemos que las deudas sean motivo de su desaparición. Dicen también que pudo haber tenido problemas de su señora, pero eso nos pudo haber avisado a otros familiares como los hermanos, a nosotros no nos avisó nada”, manifestó Antonio, quien solicitó a la ciudadanía que se comunique al (0994) 350-252 de saber algo sobre Bernardo.
Lo que llamó la atención de los investigadores es que la concubina había hallado los dos aparatos celulares de Aranda en uno de los cajones del escritorio de su oficina y ambos teléfonos estaban encendidos con los registros de las insistentes llamadas hechas por su pareja.UH